sábado, 22 de octubre de 2011

Bienvenido

Secuencia fotografica

Se podrian repetir estas secuencias?

Juventud, protestas, eso...

¿Qué será de nosotros sin ellos? Por: Cristián Warnken (Chile) ¿Qué sucederá cuando se acaben las movilizaciones estudiantiles y la Alameda amanezca vacía, sin manifestaciones, y en vez de jóvenes disfrazados y caravanas y danzas, vuelvan los grises oficinistas de siempre a cruzar las mismas calles con la mirada perdida en el horizonte? ¿Qué sucederá cuando los mismos políticos vuelvan a decir las mismas frases de siempre y el país se sumerja otra vez en su estado de anestesiamiento general, el mismo que durante décadas aseguró una insana "normalidad", una paz de cementerio? ¿Nadie se hará preguntas entonces, nadie interpelará a la incoherencia, nadie levantará la voz para cuestionar las ideas hechas, los conformismos, y las inercias? No logro imaginarme que el país vuelva a ser el mismo que era antes de que empezara este inédito y ferviente movimiento estudiantil. No podría aceptar que esta primavera colectiva haya sido sólo eso, una efímera primavera, como lo son todas las primaveras del hombre. Un jovencísimo Neruda, en un poema ganador de una Fiesta de la Primavera que se celebraba en el Santiago aldeano de hace varias décadas, a propósito del ímpetu de su generación que participó activamente en un cambio de mundo, decía: "Y van nuestras jóvenes almas henchidas/ como las velas de un barco en el viento". ¿Nos bajaremos todos de este barco que en estos meses nos ha hecho cruzar fuertes tormentas, pero también cielos abiertos y puros? ¿O volveremos a ser los sumisos consumidores de antes, los pasivos endeudados, los que se compraron a ciegas un modelo de vida alienante, sin cuestionamiento y con fatalista resignación?" No me gustaría que volviera a triunfar el "peso de la noche", ese que ha permitido que los mediocres gobiernen sin que nadie los cuestione, ese que baja todas las varas morales y sólo se interesa en que suban las tasas de interés. No me gustaría ver a Chile otra vez dormido en sus laureles, en su autocomplacencia aspiracional, sin espíritu, sin ideales, sin pasión, sin riesgo, sin sueños. Un país temeroso del desborde, de la creatividad, del pensamiento libre. Un país que no lee ni el diario, un país que sólo se junta colectivamente para celebrar un gol o reírse de un chiste de doble sentido, pero que no se interesa por la educación y la cultura, un país apático y engreído. Un país viejo antes de nacer. ¿Qué haremos cuando los jóvenes saquen sus lienzos y ya no se escuche ondear sus consignas en el viento? ¿Qué haremos los días de lluvia cuando nadie salga a decir basta? Ya veo venir la hora vestida de tedio y resignación, la hora más devastadora de todas. Es tan efímera la juventud, dura tan poco: "Juventud, divino tesoro,/ te vas para no volver./ Cuando quiero llorar no puedo,/ y a veces lloro sin querer". La juventud enciende las lámparas, la juventud enumera sin piedad nuestros errores uno a uno y nos lee la cartilla de nuestras incongruencias, nos saca de nuestros cómodos asientos, nos mueve el piso, nos trae espejos donde nos vemos a nosotros mismos instalados, cínicos, sin fe. La juventud es implacable y generosa, nos recuerda que estamos vivos y que estar vivos es arriesgar, es poner todo en duda de nuevo, es salir a la calle a darlo todo por lo imposible. Cuando los jóvenes se vayan de estas calles, cuando sus voces no resuenen en nuestras almas, saldremos a pedirles que vuelvan, a exigirles que no se vayan nunca. Porque sin sus desmesuradas demandas nuestras vidas volverán a marcar el paso, y no moriremos como mueren ellos, los jóvenes, como héroes, como relámpagos en el cielo, sino que correremos el riesgo de irnos apagando, de agonizar como caricaturas de nosotros mismos, de nuestras traiciones interiores y nuestros tedios. ¡Que vuelvan siempre los jóvenes, vestidos de lo que sea, disfrazados de anhelos, para que nos cuenten a los adultos ese cuento que necesitamos para despertar y levantarnos de nuevo cada día!

La prensa

Aporte de David

jueves, 20 de octubre de 2011

A proposito de I-Pads

¿QUE ES GROSERÍA? GROSERÍA es que el salario mínimo de un trabajador sea de $6.065 AL DÍA (182.000 al mes) y el de un diputado de $200.000. pudiendo llegar con viaticos y otras prebendas a $320.000 al día GROSERÍA es que un catedrático de universidad o un cirujano de la salud pública ganen menos que el concejal de la intendencia de tercera. GROSERÍA es que los políticos se suban sus retribuciones en el porcentaje que les apetezca, (siempre por unanimidad, por supuesto, y al inicio de la legislatura). GROSERÍA es comparar la jubilación de un diputado con la de una viuda. GROSERÍA es que un ciudadano tenga que trabajar 35 años para percibir una jubilación y a los diputados les baste sólo con tres o con seis según el caso y que los miembros del gobierno para cobrar la pensión máxima sólo necesiten jurar el cargo. GROSERÍA es que los diputados sean los únicos trabajadores (¿?)de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo. GROSERÍA es colocar en la administración a miles de asesores (léase amigotes con sueldo) que ya desearían los técnicos más calificados. GROSERÍA es que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural). GROSERÍA es el costo que representa para los ciudadanos, sus comidas, vehiculos oficiales, choferes, viajes (siempre en primera clase) y tarjetas de crédito por doquier. GROSERÍA es que sus señorías cuando cesan en el cargo tengan un colchón del 80% del sueldo. GROSERÍA es que ex ministros, ex secretarios de estado y altos cargos de la política cuando cesan son los únicos ciudadanos de este país que pueden percibir dos salarios del sarario público, y esto respaldado por una ley. GROSERÍA es que se utilice a los medios de comunicación para transmitir a la sociedad que los funcionarios "sólo representan un costo para el bolsillo de los ciudadanos"...